Visceral

Texto publicado en El Espectador por Érika Martínez Cuervo el 14 de julio de 2021

Sobre la instalación de la artista Luz Lizarazo que se expone hasta el 14 de agosto de 2021 en la galería Lokkus de Medellín.

“Esta vez le permití a la bestia que me poseyera”.
Luz Lizarazo

El cuerpo que acá se expone es un cuerpo visceral: que se muestra, que se duele, que gime, que se trocea, que se deforma, que se levanta, que goza, que es amenazante. Es un cuerpo hecho de otros cuerpos que deja al descubierto lo que estaba en las entrañas, un manifiesto abrupto sobre la vida y la muerte. Un acto violento que nos habla sobre las violencias. Un acto autobiográfico que nos interpela. Fragmentos que sentencian la belleza terrible que engendra el corpus humano. Es la imagen (toda) exquisita que ha creado la artista para sabernos tan vulnerables como invencibles. Si el poder necesita un espacio, ese espacio es el cuerpo, allí residen fuerzas impensables. Luz Lizarazo nos entrega un cuerpo que trasciende su anatomía: es su cuerpo mismo habitado por una potencia que ella no conocía o que antes no había dejado salir de sí.

Visceral concreta una parte del proceso de investigación y creación que la artista ha estado realizando en el último año, vinculado a la acción de fortalecer su narrativa sobre el cuerpo como un todo integrado contenedor de memoria y de experiencias contradictorias que acontecen en el plano de lo racional, pero que también están atravesadas por las formas en que se manifiesta lo irracional. Las obras delatan esa disputa entre lo sutil y lo salvaje con la que Lizarazo ha afianzado un lenguaje propio y único para enunciarse sobre la complejidad que carga un cuerpo en su travesía por la vida. Decía Spinoza en una de sus premisas más conocidas: “Nadie sabe lo que puede un cuerpo” , precisamente refiriéndose a la potencia que posee ese cuerpo para 1 inventar, resistir, deleitarse, imaginar, construir, amar; etc. Es precisamente esa potencia la que Lizarazo activa con sus creaciones. Aparecen en sus imágenes unas criaturas colmadas de poder que están poseídas por el vigor de otras corporeidades, unas animales otras vegetales; criaturas femeninas cuyos cuerpos pareciera justamente que lo pueden todo, se revuelcan de placer, portan su mundo, se desdoblan. La apuesta de Lizarazo derriba la dimensión terrenal sin deshacerse de la vulnerabilidad física de los cuerpos, ni de sus fragilidades más íntimas; sus dibujos, instalaciones y objetos, también nos muestran unos cuerpos caídos: las imágenes de la inevitable consumación.

Textos sobre la exposición y las obras

Texto curatorial

El esqueleto del esqueleto

La lista de tus órganos

Mujer que observa a otra que duerme

Todas mis bestias